lunes, 15 de noviembre de 2010

La culpa.

 Psic.Licia López Carrillo.
           
La culpa está fuertemente arraigada en el mundo occidental, reforzado por las creencias del judaísmo y el cristianismo. En el antiguo Israel, los profetas explicaban los grandes males colectivos – guerras, inundaciones, epidemias, etc. – no como al azar o por una explicación científica, sino como el castigo de Dios a las desviaciones morales de la sociedad.  Para la teología cristiana el sacrificio de la muerte del redentor que lavo los pecados por la humanidad debe  de incentivar la observación de sus mandamientos. Son estos y otros principios del pensamiento que nos hacen desarrollar una conciencia ética del bien y del mal. De ahí que en varios contextos la idea de una responsabilidad y alguna consiguiente falta desarrolla lo que llamamos sentimiento de culpa, en el plano psicológico si bien la culpa es algo siempre presente el fenómeno se vuelve más complejo porque existe una culpa consciente y una culpa inconsciente.
¿De qué forma se diferencian?
La culpa consciente la reconocemos como remordimiento consecuencia de una acción u omisión. La culpa inconsciente resulta más compleja y es en muchos de los casos  el origen de los síntomas del paciente que llega a psicoterapia, en donde la labor del Psicólogo es detectivesca para indagar el origen reprimido de aquella culpa oculta y casi siempre imaginada por el paciente, y acompañarlo en el proceso de compresión y auto perdón.
¿De qué forma se pueden identificar culpas inconscientes?
Una de las más comunes es la tendencia a castigarse, la culpa opera como una traba para seguir adelante y justifica la historia de la necesidad de hacer cosas que dañan a sí mismo, frenando un proceso de crecimiento, profundizando las crisis o incluso produciéndolas.

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