domingo, 9 de octubre de 2011

Generación express (Parte II).


Psic.Licia López Carrillo
 
Detrás de las generaciones express se oculta un problema de ansiedad generalizada, se corre sin cesar por no saber a dónde se va, ni que se quiere hacer con la vida. Al hombre actual el detenerse a pensar le da miedo- ya que podría darse cuenta que está perdido- así entre un pendiente y otro  sigue en la carrera, esta agitación constante impide los espacios de reflexión y sosiego, o desde mi punto de vista, solo permite hacerlo de forma superflua y con un mínimo de introspección. 

Este ritmo contra reloj fomenta que la modernidad tecnológica se vuelva una herramienta para optimizar el tiempo, es así como las compras del Supermercado por internet, adquirir ropa, zapatos o libros en un mundo virtual nos introduce al mundo de la globalización y la vida express. Sin embargo esos minutos u horas ahorradas no son ocupadas en actividades de calidad  que brinden al ser humano regocijo sino que son aprovechadas para atiborrar la agenda y acelerar a un más.De esta cultura “instan tramen” surgen también rituales sociales que buscan cubrir las necesidades de socialización pero siempre al mismo ritmo  desbocado.

El amor en los tiempos del Speed Dating

Como parte de este poco tiempo, el individuo express no tiene  tiempo para conocer a su pareja ideal aunada a la falta o ausencia total, según reportan algunos solteros, de pareja con las que formar un vínculo trascendente. Esta pasión por lo instantáneo  explica la demanda del  Speed Dating(cita veloz), en el que los solteros disponen de 7 min con cada persona en una multicita, saltando de mesa en mesa en donde la persona decide si se contactará nuevamente o no. Esto implica conocer a 10 a 25 personas en una hora de forma acelerada.

La  cuestión es, ¿a dónde lleva todo esto?, ¿de que forma establecerán lazos trascendentes? si la prisa y el acelere los determina. Es probable que quien no quiera ocupar más de siete minutos en conocer a alguien tardará ese mismo tiempo en desencantarse al entrar en el complejo mundo de la paeja.

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