miércoles, 4 de mayo de 2011

Seres sociales.

 Psic. Licia López Carrillo
          
  Desde el inicio de la humanidad nuestra especie busca agruparse y vivir en sociedad, cuando la vida nómada desapareció nuestros antepasados dejaron  de depender de la  temporada de cacería, a través de la sociedad agrícola la vida se volvió más previsible  y planéable. 
 
Las tribus fueron desarrollando formas más complejas de organización y finalmente el surgimiento del estado, la propiedad y la familia permitió el orden jerárquico que fue piedra angular para lo que actualmente llamamos  sociedad.

 En esas épocas, al igual que en la nómada, la participación de los integrantes de la tribu era primordial para la subsistencia y mejoría del grupo. La comunidad construía codo a codo el progreso  y la seguridad de su entorno, cada quien tenía un rol especifico que era de importancia y utilidad para todos, cada quien se hacía cargo de la parte que le correspondía  para general un bien común.   TODOS eran importantes porque todos contribuían al crecimiento y consolidación de la sociedad, y aunque eran sociedades “primitivas” tenían una sabiduría de la que hoy en día carecemos.  

Las sociedades postmodernas aunque cuentan con grandes avances tecnológicos y de infraestructura presentan retrocesos en las aéreas sociales; la falta de participación ciudadana, la búsqueda del  beneficio personal por encima del bien general ha impedido que haya un crecimiento en nuestras comunidades y ha propiciado un clima de desconfianza, rivalidad  y hostilidad que aviolentan nuestras calles, colonias, ciudades, estados e incluso a la nación. 

Por ello es importante no olvidar que como comunidad se tiene una labor trascendental, que la participación y la voz es lo que le da ciudadanía a una nación para que haya progreso y bienestar, que si solo pensamos en ser beneficiados en pequeños círculos y a corto plazo no nos sorprenda que el día de mañana esa realidad general que negamos  venga a golpear nuestra fantasía de un mundo protegido. 

Por esta razón consideremos ser actores consientes de nuestro destino ciudadano, tomemos la oportunidad y asumamos la responsabilidad de colaborar en el bienestar general, que finalmente será el de la sociedad en la que vivimos.