lunes, 18 de abril de 2011

Los trastornos de ansiedad: la epidemia silenciosa del siglo XXI


Psic. Licia López Carrillo       
 Para David Puchol Esparza, Psicólogo Universidad de Valencia. España, los trastornos de Ansiedad son considerados como los trastornos mentales más prevalentes en la actualidad. 
Engloban toda una serie de cuadros clínicos que comparten como rasgo común, la presencia de ansiedad extrema de carácter patológico, que se manifiesta en múltiples disfunciones y desajustes a nivel cognitivo,  y psicofisiológico. 
A pesar de su impacto innegable sobre la población general, no recibe el necesario reconocimiento social y científico, lo que ha provocado que este tipo de trastornos psicológicos sean definidos por numerosos expertos en salud mental como la auténtica epidemia silenciosa del siglo XXI.

Diferencia entre ansiedad adaptativa y trastorno de ansiedad.
La Ansiedad es una experiencia prácticamente universal adaptativa del ser humano que ayuda a reconocer una situación de peligro,  los síntomas característicos son; taquicardia, palmas de las manos sudorosas, preocupación, aceleración de la respiración, temor, aprensión, rigidez muscular, etc. Los Trastornos de Ansiedad, en cambio, son trastornos psicológicos que difieren cuantitativa y cualitativamente de las sensaciones relacionadas con los nervios o la agitación que surgen espontáneamente cuando debemos hacer frente a una situación desafiante, se potencializan los síntomas hasta llegar a interferir negativa y significativamente con la habilidad de un individuo para desenvolverse y adaptarse con éxito a su entorno habitual.

 El impacto real de los trastornos de ansiedad
 - Los Trastornos de Ansiedad son considerados en la actualidad como el trastorno mental más común en los Estados Unidos.
  - Las mujeres presentan un riesgo dos veces superior al de los hombres de padecer este tipo de trastornos psicológicos.
 - Debido a la falta de información, tanto entre la población general como entre los propios profesionales médicos, menos del 30% del total de los pacientes afectados buscan tratamiento por parte de profesionales cualificados y especializados.

¿Qué es la psicología positiva?

  Psic. Licia López Carrillo

Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias. John Locke.
            
                 La psicología positiva es una rama de la psicología de reciente aparición que busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones positivas del ser humano, durante tanto tiempo ignoradas por la psicología. El objeto de este interés es aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo para ayudar a resolver los problemas de salud mental que adolecen a los individuos, sino también para alcanzar mejor calidad de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la  más rigurosa metodología científica propia de toda ciencia de la salud.

Las áreas en  que la psicología positiva busca  profundizar son la felicidad, creatividad, resiliencia, optimismo, humor, inteligencia emocional, fluidez y fortalezas personales, mediante el conocimiento, exploración y aprendizaje de estas podrán  aplicarse  en la vida cotidiana del ser humano contribuyendo para la mejora de su entorno emocional y por tanto su ambiente familiar, laboral  aportando una  mejor actitud  en pro de la comunidad. 

La ausencia del conocimiento de las emociones  negativas nos vuelve esclavos de ellas, en ocasiones aún teniendo la conciencia de no querer reaccionar mal no se  puede evitar y nos “asalta” una reacción agresiva no razonada. La ardua tarea de conocer nuestras emociones, negativas y positivas, nos brinda la oportunidad de poner tiempo de por medio para lograr reacciones más razonadas y por tanto darnos a la tarea de reaccionar de formas más armoniosas, poniendo las emociones a nuestro servicio  y no siendo esclavos ellas.

lunes, 11 de abril de 2011

Evolución o Involución

 
                             Psic.Licia López Carrillo

       
Desde el inicio de la humanidad nuestra especie busca agruparse y vivir en sociedad, cuando la vida nómada desapareció nuestros antepasados dejaron  de depender de la  temporada de cacería, a través de la sociedad agrícola la vida se volvió más previsible  y planéable,  las tribus fueron desarrollando formas más complejas de organización y finalmente el surgimiento del estado, la propiedad y la familia permitió el orden jerárquico que fue piedra angular para lo que actualmente llamamos  sociedad.

 En esas épocas, al igual que en la nómada, la participación de los integrantes de la tribu era primordial para la subsistencia y mejoría del grupo. La comunidad construía codo a codo el progreso  y la seguridad de su entorno, cada quien tenía un rol especifico que era de importancia y utilidad para todos, cada quien se hacía cargo de la parte que le correspondía  para general un bien común.  TODOS eran importantes porque todos contribuían al crecimiento y consolidación de la sociedad, y aunque eran sociedades “primitivas” tenían una sabiduría de la que hoy en día carecemos. 

Las sociedades postmodernas aunque cuentan con grandes avances tecnológicos y de infraestructura presentan retrocesos en las aéreas sociales, la falta de participación ciudadana, la búsqueda del  beneficio personal por encima del bien general ha impedido que haya un crecimiento en nuestras comunidades y ha propiciado un clima de desconfianza, rivalidad  y hostilidad que a violentan nuestras calles, colonias, ciudades, estados e incluso la nación.
Por ello es importante no olvidar que como comunidad se tiene una labor trascendental, que la participación y la voz es lo que le da ciudadanía a una nación para que haya progreso y bienestar, que si solo pensamos en ser beneficiados en pequeños círculos y a corto plazo no nos sorprenda que el día de mañana esa realidad general que negamos  venga a golpear nuestra fantasía de un mundo protegido. 
 
Por esta razón seamos actores consientes de nuestro destino ciudadano, tomemos la oportunidad y asumamos la responsabilidad de colaborar en el bienestar general, que finalmente será el de la sociedad en la que vivimos.

viernes, 1 de abril de 2011

Tiempos violentos.


     Psic. Licia López Carrillo
         
   El mundo que nos rodea se torna más y más violento día a día, los medios y la diversión se concentrar en imágenes agresivas y destructivas. Normalizamos la brutalidad y a través del morbo nos volvemos insensibles a la tragedia y el dolor ajeno.  Estas situaciones junto con las problemáticas mundiales de pobreza, monopolio, corrupción, narcotráfico, guerra, etc. Propician sociedades cada vez más violentas  que conllevan un ambiente hostil entre individuos, dentro de la familia, en las escuelas, con la comunidad y hasta contra seres indefensos como los animales.
 El mundo pareciera haber perdido su capacidad de empatía, el sentimiento de compasión y el respeto por la dignidad humana y animal. Y si bien a muchos esto se les hace temas existencialistas que no ameritan prestar atención, si bien algunos reducidos grupos sociales privilegiados se sienten ajenos e intocables por esta propagación violenta, es mi muy particular pensar que están equivocados. De forma casi imperceptible se ha ido filtrando hacia sus mundos perfectos esta peligrosa epidemia. La necesidad de mayor seguridad se agrava no solo por los gobiernos que no accionan de forma honesta lo que se ufanan en legislar, sino también por la sociedad civil que con su permisividad y su apática mansedumbre ha propiciado.
Al quedarnos en la zona de confort que permite no tomar posturas fuertes ante nada por temor a la perdida de pequeños privilegios, hemos contribuido a sociedades individuales que se han corrompido hasta la  raíz dejando en el desamparo como siempre a los grupos más débiles; pobres, niños, ancianos y animales. La pregunta es para todos; ¿si este mundo lo volvemos invivible a donde nos iremos?, ¿si no aprendemos a revertir el proceso destructivo de la sociedad humana como obtendremos sociedades sanas y seguras?
Reflexionemos