viernes, 31 de diciembre de 2010

Festividades y estrés.

Psic. Licia López Carrillo
            
 Es frecuente escuchar que después de unas vacaciones necesitamos “descansar”, y en lo particular las fiestas decembrinas son motivo de muchas experiencias  pero no de descanso. Incluso algunas personas reportan un fuerte incremento del estrés cuando estas fechas se acercan, otras sienten que el espíritu navideño siempre viene acompañado de una buena dosis de melancolía e incluso de tristeza.

¿Qué sucede, porque estas fechas que los medios nos recalcan como alegres están también llenas de sentimientos encontrados?

 Los motivos son variados, desde los conflictos que se generan por con cual familia se pasara que fecha,  quien no debe de ser invitado para no herir susceptibilidades, hasta los recuerdos de la ausencia de un miembro de la familia que este año no estará presente.  Esos e incontables sucesos son los que bosquejan la infinidad de sentimientos que rodean a la navidad.  Sin embargo el simple hecho de la convivencia constante y cercana provoca sensaciones diversas,  la alegría de ver a la familia hasta la melancolía del  paso de  los años; los preparativos,  las tradicionales cenas familiares o la decisión de estar  a solas con el televisor pueden en otra fecha  pasar desapercibidas sin embargo en Navidad y Fin de año todo parece ser más importante, más trascendente. Todo gira alrededor de las fiestas, las tradiciones, la socialización y los regalos, y en ese remolino de actividades suelen irse estas fechas como pasó el año, en ocasiones sin darnos el tiempo para reflexionar el verdadero significado de la Navidad; la oportunidad de compartir con la familia ese día en especial, incluso algunos  verse por  pocos días y poder estar cerca de quienes aman  pues la distancia no permite la convivencia diaria. Y a quienes están cercanos darse la oportunidad de relajarse y  olvidar un poco  la cotidianidad. 

 Así como en la noche de navidad  ponemos esmero en lo que elegimos para vestir y  vernos diferentes a todos los días, de la misma forma hay que  permitirse ir al ropero de nuestras emociones y buscar las mejores, las de gala, las más hermosas y ese día hacerlo especial  brindando lo mejor de nuestros sentimientos a los que amamos.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Ciudadanía.

Psic. Licia López Carrillo
            Ante la oleada de violencia e impunidad pareciéramos indefensos, faltos de todo poder ante lo que parece superarnos. Si no somos “hijos de alguien” o “equipo de fulano” estamos condenados a la espera de una ley que no llega o lo hace de forma lenta y siempre deficiente. El panorama es devastador, pero ¿podría ser peor? Dejamos las calles, subimos las bardas y nos encerramos en casa, salimos con miedo y retrocedemos cediendo terreno.  Parecía que no podían robarnos lo más preciado; la tranquilidad, sin embargo está sucediendo. 

La causa

Ahora si bien hay actores físicos de estas circunstancias también los hay intelectuales y por omisión, nos consolamos con hacer terapia de grupo en la charla de café o en reuniones donde nos lamentamos una y otra vez pero en las que finalmente no hacemos nada. Pensamos que si nos hacemos de la vista gorda haciendo como que no pasa nada, de  forma “milagrosa”, esta sociedad sanará y desaparecerá al crimen por arte de magia. Por que  HACER  algo implicaría  salir del estado de confort y auto consolación que significa el pensar  “no me pasó a mí”, seguimos  con la idea absurda e individualizada de creer que el bien personal y familiar es superior al bien común. Que si yo cuido a los míos,  que los otros cuiden a los suyos. Y en esta táctica poco ciudadana no nos damos cuenta que ellos trabajan en grupo, se organizan, se coluden  y se apoyan, mientras nosotros- la sociedad civil-  se dispersa, divide y enfrenta. Todos corriendo por un bien individual sin saber que de nada sirve que protejas tu pequeño mundo privado si el que lo envuelve y esta fuera se encuentra en caos. De nada sirve un individuo o familia a salvo cuando hay una sociedad amenazada.

 Ciudadanía: “El derecho y la disposición de participar en una comunidad, a través de la acción autorregulada, inclusiva, pacífica y responsable, con el objetivo de optimizar el bienestar público."

sábado, 11 de diciembre de 2010

La crisis de la pareja.


  Psic. Licia López Carrillo
           
      Es común escuchar que una pareja se separa, hay muchas hipótesis del  ¿Por qué?  En la actualidad. El índice de divorcios a nivel mundial va en aumento y  las causas se le atribuyen desde a la modernidad de los tiempos, los excesos y la permisividad, hasta los cambios en los roles preestablecidos en la pareja. Ya que  en épocas anteriores el hombre era el  proveedor total de la familia y la mujer limitaba su campo de acción al hogar, debido al vertiginoso ritmo de estos tiempos y las demandas económicas cada vez es menos posible este modelo en la mayoría de los estratos sociales.

Dimensión actual

Sin embargo  las mujeres que hoy se encuentran en un período más maduro de su vida, frecuentemente reportan que la falta de actividad laboral no les permitió en ocasiones un mayor desenvolvimiento y en la actualidad esto representa una frustración en sus vidas o el sentimiento de no ser útiles ahora que no hay hijos que criar. Repito, los orígenes de la crisis del matrimonio son muchos, pero una de las diferencias significativas en la actualidad es que los divorcios se realizan, concluyendo en la separación física. Antes los divorcios eras “emocionales”,  las parejas  podían seguir toda una vida juntos sin estar realmente acompañados, creando  acuerdos poco funcionales  de cada quien hacer su vida, mientras cubrieran la cuota social de la “pareja perfecta”. Este modelo dañaba y daña el estereotipo de lo que significa una pareja funcional, nutricia y de acompañamiento en el modelo de pareja que los hijos  desarrollarán. 
Sería importante ante tanta hipótesis de ¿cómo se llega al divorcio?, reflexionar  primero ¿cómo se llega al matrimonio? Y más aún ¿Por qué y para que se casan?, este cuestionamiento llevaría a la mayoría de las parejas a darse cuenta que muchas veces cada uno tiene diferentes expectativas y proyectos de vida, que en el futuro y ante las demandas de las obligaciones se convertirán en conflictos intolerables que los llevarán a plantearse la idea de la separación. Darse cuenta que el matrimonio no nos salva ni resuelve nada; ni el sentimiento de infelicidad, ni el consumo inmoderado de alcohol, ni la ausencia de sentido en tú vida, ni la idea de estar siempre acompañado, etc.… Es fundamental comprender que es una elección trascendental  y que para vivirla plenamente y con un mejor pronóstico -que en esto no hay fórmulas ni garantías-  deberá de realizarse entre seres completos  que busquen  compartir lo que ambos individualmente ya han logrado; estar bien.

La idealización.

Psic. Licia López Carrillo

  La psicoanalista Moussa Nabati  considera que si no fuéramos capaces de sobreestimar nuestro trabajo, pareja y familia…todo lo que conforma la vida sería sustituible y carecería de la intensidad y significado necesario.La especialista nos invita a distinguir  a idealización “sana” que se inspira en el deseo, de la que es “enfermiza”, motivada  casi siempre por las carencias. Es normal encontrar más cualidades en  la pareja cuando estamos enamorados; exagerar la valoración de los amigos; o poner demasiado en alto nuestros intereses, ya que esto es una forma de mantener la motivación personal que nos permite establecer claras para alcanzar el objetivo. 

La sobrevaloración patológica es más frecuente en las personas que sufrieron carencias afectivas en su primera infancia. Sus ideales deben de colmarlos a un punto que nunca han experimentado, lo cual nunca llega a ser totalmente posible, ya que estas exigencias corresponden a demandas que no fueron satisfechas en el pasado. De diferentes formas a todos  les ha ocurrido albergar expectativas demasiado elevadas, o bien colocarse  el lugar equivocado, así que cuando las esperanzas  han sido frustradas y nos hacen sufrir, lo que nos queda es una única salida: revisarlas. Y los asuntos donde concentramos con mayor fuerza nuestras exigentes expectativas son  el trabajo, la pareja y los hijos y el dinero…a menudo es ahí donde ponemos todos nuestros sueños.

Es inevitable ser el recipiente de los ideales del mundo que nos rodea, pero es importante mantener  e lo posible una neutralidad de juicio que nos permita moderara nuestras expectativas, tampoco  se trata de contentarse con poco, sino más bien redefinir la idea, dimensionando el éxito de una manera sana y equilibrada, para lo cual se requerirá; tener conciencia de las aptitudes personales y los que nos proporciona gozo, teniendo este conocimiento como base  y sentirlo como una experiencia de ganancia. 
Así el deseo del éxito sea un motivador más que una meta inalcanzable, es importante establecer metas a corto plazo. Corresponderá a cada persona encontrar, por sí mismo y conociéndose muy bien, lo que define lo que se satisfactorio y las expectativas de gratificación que espera en su vida.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Sociedad mediatizada.

Psic. Licia López Carrillo
           
¿Cuál es el futuro de una sociedad cuya cultura general está reducida a medios masivos y  en específico visuales como la Televisión?
¿Que pensamiento y criterio se forjará en las nuevas generaciones que recibe todo de forma procesada y digerida por no decir teledirigida?  
Una sociedad que no se cuestiona, que no desea investigar y se conforma con la primera “verdad” ofertada, es una sociedad que dejo de hacer lo que le correspondía, y en este caso podemos hablar de la educación.

Panorama nacional
Nuestros jóvenes mexicanos son los que menos leen en comparación con sus coetáneos en otros países, la educación pública no promueve ni capacita en el sistema la lectura y el análisis reflexivo que lleve al desarrollo de criterios individuales y extraordinariamente únicos. Quizá sea una forma de evitarle la fatiga a los maestros, eso de estimular el pensamiento en los jóvenes y por demás diversificado podría generar demasiado trabajo. La lectura es uno de los mejores medios a través del cual la mente desarrolla la capacidad de asimilar, procesar y discernir la información, y partiendo de ella “formarse” una idea de lo leído. Enrique Rojas en su libro; El hombre light nos explica que esta es la era de las generaciones más informadas, pues en cuestión de segundos a través del celular o la internet recibimos millones de datos, y al mismo tiempo son las generaciones menos “formadas”  pues son influenciables y  no tienen criterios personales, se dejan llevar por las modas y no cuestionan nada. Los individuos con pensamientos reflexivos, que se cuestionan, que tienen sus propios criterios y desarrollan su cultura tienen  ideas y valores claros. Es menos fácil convencerles.
¿Será que nuestra sociedad mexicana no está preparada para lidiar con este tipo de ciudadano?  Mejor masificarles las ideas, aborregarles los cuestionamientos y plancharles las expectativas. Pues un joven con libres pensamientos que cuestiona podría no ser tan manipulable, podría incluso despertar y darse cuenta que quiere ser parte del cambio que necesita su nación. Y eso podría no ser conveniente para algunos pocos.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Más filosofía y menos Prozac.


            Es evidente que el hombre actual se encuentra inmerso en una sociedad acelerada, que ha trasformado los valores significativos en insignificantes y ha exaltado la idea equívoca de “tener es ser”.
  Pero la pregunta es; “si yo soy lo que tengo y los que tengo se pierde, ¿qué soy?”.  La realidad es que en un mundo de competencia y consumismo llegamos a confundir los verdaderos valores con los ANTIVALORES, para después preguntarnos como alguien que teniéndolo todo puede caer en la desgracia de una depresión o peor aún tener todo aquello que dicen es “exitoso” y llevar una vida caótica sin moral ni principios que les lleva a la incongruencia y a la enfermedad.
Antes nuestros héroes eran hombres y mujeres con virtudes y valores fuertes. Con voluntad, se regían por sus ideales y la búsqueda del bien común; antes los jóvenes querían ser  el Che, la Corregidora o la madre Teresa de Calcuta.
En esta era post moderna se han sustituido por imágenes  distorsionadas y exaltamos la decadencia y el absurdo,  los ideales a seguir son un producto de lo mismo.  Ahora los jóvenes quieren ser Britney Spear, Paris Hilton o algún cantante Regetonero de poca ropa y mucho menos moral. Queremos “componer” todo a base de soluciones inmediatas, cuando en realidad debemos de reeducar a las nuevas generaciones para que aprendan a cuestionarse, discernir y filosofar. Y así prevenir las crisis emocionales a las que actualmente son tan propensos, las depresiones, ataques de ansiedad o adicciones que desarrollan en el sin sentido de sus vidas.
Encontrando  un sentido de vida les hará sentirse plenos y sin la necesidad de “llenarse” con cosas materiales, status o ideales estéticos sus vacíos existenciales. Al construir una filosofía de vida que les permita ser personas más profundas y comprometidas en el conocimiento de sí mismas y de su entorno, estos jóvenes y no tan jóvenes del mañana podrán entonces empezar a construir una mejor sociedad.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Dar espacio.

Psic.Licia López Carrillo


        En nombre del amor solemos hacer nuestras las emociones y situaciones de nuestros seres  queridos, incluso llegamos a sentirnos responsables o agentes de cambio para aliviar el mal momento.
La realidad es que no tenemos ningún poder sobre las emociones del otro, podemos quizás hacer algo que les agrade o no, que lo aprueben o no, pero con mis acciones o palabras no puedo “hacer” feliz al otro, ni “hacerlo” enojar. Ya que no tengo ese poder sobre las emociones del otro.
Lo cual resulta en ocasiones frustrante pero a la vez liberador, ya que al saber que no puedo cambiar  lo que siente el otro sabré  que solo él  tiene la absoluta responsabilidad sobre que emociones se permite en cada situación para reaccionar. 
Esta necesidad de ahorrarle al otro el sentir  en un afán exagerado de protección impide que la persona digiera sus emociones, esta necesidad de estar cerca para “ayudar” no le permite el espacio suficiente para explorar  sus emociones  y encontrar la forma más madura de digerirla para luego reaccionar, desarrollando herramientas con mayor resiliencia para la frustración.
En el caso de las madres que tratan de todas formas que el niño evite asimilar lo que siente por un tiempo  suficiente (   ya no llores, no te enojes  y te doy…, quita tu carota… no llore, sea macho) impedirá el sano desarrollo emocional que incrementaría su  sana tolerancia a la frustración y su capacidad de perseverancia.
 Si se tratase de la pareja se corre el riesgo de invadir el espacio individual que se requiere para digerir el proceso que provoca conflicto, en esto el género femenino suele ser invasivo e incluso persecutorio, ya que al notar una mirada dubitativa o de preocupación se arranca un interrogatorio que provoca que la naturaleza masculina se cierre aún más y culposa como de costumbre, acaba asumiendo que es algo que ella hizo o no hizo...lo que sea, es la culpable. 

Sin pensar si quiera que la pareja también es un ser humano con dudas y cuestionamientos que necesita de su propio espacio para pensar, sentir  y una vez digerido  dejar ir ese sentimiento para proseguir y encontrar una solución.