sábado, 11 de diciembre de 2010

La crisis de la pareja.


  Psic. Licia López Carrillo
           
      Es común escuchar que una pareja se separa, hay muchas hipótesis del  ¿Por qué?  En la actualidad. El índice de divorcios a nivel mundial va en aumento y  las causas se le atribuyen desde a la modernidad de los tiempos, los excesos y la permisividad, hasta los cambios en los roles preestablecidos en la pareja. Ya que  en épocas anteriores el hombre era el  proveedor total de la familia y la mujer limitaba su campo de acción al hogar, debido al vertiginoso ritmo de estos tiempos y las demandas económicas cada vez es menos posible este modelo en la mayoría de los estratos sociales.

Dimensión actual

Sin embargo  las mujeres que hoy se encuentran en un período más maduro de su vida, frecuentemente reportan que la falta de actividad laboral no les permitió en ocasiones un mayor desenvolvimiento y en la actualidad esto representa una frustración en sus vidas o el sentimiento de no ser útiles ahora que no hay hijos que criar. Repito, los orígenes de la crisis del matrimonio son muchos, pero una de las diferencias significativas en la actualidad es que los divorcios se realizan, concluyendo en la separación física. Antes los divorcios eras “emocionales”,  las parejas  podían seguir toda una vida juntos sin estar realmente acompañados, creando  acuerdos poco funcionales  de cada quien hacer su vida, mientras cubrieran la cuota social de la “pareja perfecta”. Este modelo dañaba y daña el estereotipo de lo que significa una pareja funcional, nutricia y de acompañamiento en el modelo de pareja que los hijos  desarrollarán. 
Sería importante ante tanta hipótesis de ¿cómo se llega al divorcio?, reflexionar  primero ¿cómo se llega al matrimonio? Y más aún ¿Por qué y para que se casan?, este cuestionamiento llevaría a la mayoría de las parejas a darse cuenta que muchas veces cada uno tiene diferentes expectativas y proyectos de vida, que en el futuro y ante las demandas de las obligaciones se convertirán en conflictos intolerables que los llevarán a plantearse la idea de la separación. Darse cuenta que el matrimonio no nos salva ni resuelve nada; ni el sentimiento de infelicidad, ni el consumo inmoderado de alcohol, ni la ausencia de sentido en tú vida, ni la idea de estar siempre acompañado, etc.… Es fundamental comprender que es una elección trascendental  y que para vivirla plenamente y con un mejor pronóstico -que en esto no hay fórmulas ni garantías-  deberá de realizarse entre seres completos  que busquen  compartir lo que ambos individualmente ya han logrado; estar bien.

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