sábado, 12 de noviembre de 2011

Psicología ambiental (2da Parte)

Psic. Licia López Carrillo

A partir de la década del ´70, en el mundo en sentido general se comienza a tratar la cuestión ambiental debido al creciente y evidente deterioro del entorno, cuya causa fundamental ha sido la acción del hombre.El medio ambiente se convierte en problema de investigación a consecuencias del deterioro de los recursos naturales, y al afectar la vida humana a grandes y pequeñas escalas. 

Fundamentalmente la atención se ha centrado en dos cuestiones esenciales: la influencia del ambiente y las modificaciones que ha sufrido este sobre las personas, sus conductas y actitudes; y la influencia de estas sobre el medio, las sociedades, las grandes potencialidades de impacto del factor humano sobre el entorno, las conductas degradantes, las concepciones y modos de vida en general. Los dos enfoques investigativos tienen un denominador común: la relación ser humano – medio ambiente.

¿Qué es la psicología ambiental?

 La psicología ambiental, es una disciplina relativamente joven y aun no consolidada, se ocupa del estudio de la conciencia ambiental del ser humano, esta se constituye en un instrumento ideal para la promoción de la formación de una conciencia ambiental adecuada en los seres humanos, que les permita convivir con el entorno, preservarlo. Trabaja con diversas disciplinas como la arquitectura, la educación, el urbanismo y la biología, entre otras, convirtiéndose en una disciplina transversal, puesto que su objetivo tiene que ver con el comportamiento humano.
 Las intervenciones que hace la Psicología Ambiental tienen que ver con el cambio de actitudes y de valores, con el aprendizaje y la educación, con el desarrollo personal, así como con la acción comunitaria, difundiendo información en la que se resalte la vital importancia de saber que el comportamiento de los individuos y el ambiente son elementos que se influyen mutuamente.

Psicología ambiental (1era Parte)



Psic.Licia López Carrillo

            Estando a tono con la temática nacional y la actual cumbre que se realizó en Cancún con el tema del cambio climático, es importante conocer de qué forma algo que consideramos ajeno y algunas personas incluso sin repercusión en nuestra vida, afecta de forma trascendental a la raza humana. Existe una especialidad dentro de la psicología social que se llama psicología ecológica y ambiental, trata de aspectos tan básicos como saber que tanto afecta la contaminación en la psicología de las personas y cómo creamos mapas cognitivos de los lugares en que vivimos y un largo contenido temático que engloba asuntos ecológicos con la psicología.

Situación actual.

Los ecosistemas en el planeta están sufriendo los embates de la contaminación; los efectos nocivos alcanzan también nuestra interioridad, afectando nuestro nivel afectivo y emocional. En las sociedades aglomeradas actuales somos testigos o actores de la violencia en las calles, la intolerancia social, la manipulación, las violaciones, la insatisfacción, la codicia, las dificultades para relacionarse, el malestar colectivo, el consumo exagerado, la incomunicación -a pesar de la cantidad de celulares- el egoísmo, la delincuencia o las drogas. Todas estas son toxinas que invaden nuestro ecosistema y envenenan nuestro medio ambiente espiritual y psíquico.
¿De qué forma afecta al ser humano?
 Algunos afirman que la contaminación emocional supera con creces a la atmosférica; la mente inteligente avanza tecnológicamente mientras que la conciencia individual retrocede. Esta disociación entre inteligencia racional y emoción comenzó con la revolución industrial, cuando el hombre se comienza a separar de la naturaleza como si no formara parte de ella, transformándose él también en una máquina más, cuyo propósito se reduce a producir bienes. Pero el hombre además de ser material es también un ser emocional, que tiene que lograr el equilibrio desarrollándose en forma plena e integral, mental y emocionalmente.  Esta  disociación en la que se encuentra en la actualidad en la sociedad produce en la persona; depresión, dificultades de adaptación, inconformismo, miedo, adicciones y autodestrucción. (Continuará…)

Miedo al rechazo y los antivalores


Psic. Licia López Carrillo

            Ya en otras ocasiones he podido compartirles información sobre la importancia de los valores en la formación del ser humano y su utilidad al forjar individuos con más criterio y estabilidad psicológica. Sin embargo, existen muchos aspectos que en el tema de valores se pueden reflexionar. 

Por ejemplo, el porqué los valores universales de la humanidad (Ética, Honradez, Bondad, Modestia, Solidaridad, Amistad, Amor, Prudencia, Responsabilidad, Deber, Fortaleza, Lealtad, por mencionar algunos)  han tenido en las últimas décadas un cambio drástico y han sido sustituidos por los llamados antivalores (Poder, dinero, moda, belleza, popularidad, status) Así es como  al más puro estilo de un comic en donde el héroe tiene todas las cosas buenas que ayudan para el bien común y el antihéroe utiliza sus habilidades para la destrucción, de la misma forma los valores enriquecen al individuo y al mismo tiempo benefician a la sociedad, lo antivalores crean la ilusión de satisfacer individualmente y provocan daño a la sociedad y sus principios. Y digo “crean la ilusión” porque en realidad las personas que se rigen por antivalores son igual de propensas -o más- a la infelicidad, depresión o falta de sentido en la vida. 

¿Por qué se han fortalecido los antivalores?

Han adquirido fuerza debido a la demanda de alcanzar esos modelos de vida que han sido ofrecidos  en imágenes publicitarias, comerciales y vidas de “socialités” como deseables y garantizadores de la felicidad. Lo cual desencadena un  fenómeno colectivo en el que se  trata de llevar un estándar de vida popular para evitar el aterrador sentimiento de rechazo que al ser humano le cuesta mucho asimilar. El miedo a no ser aceptado, a no pertenecer  lleva al ser humano a la angustia y con tal de evitarla aceptará lo que sea por encajar. Esto quizá nos recuerde  la época adolescente en donde lo trascendental era estar en el grupo, en la actualidad las sociedades adultas parecen tener un fenómeno de adolescencia tardía y continúan con esta necesidad  de ser aceptados.