viernes, 15 de julio de 2011

El amor en tiempos del divorcio.



 Psic. Licia López Carrillo

 Pareciera que las imágenes poéticas del amor  paciente y tolerante que el admirable Gabriel García Márquez idealizó en su conocida novela, cada vez son más lejanas. Si bien la búsqueda del amor y la realización de la unión con el amado como meta final no han desaparecido del anhelo humano, si aquellas acciones extraordinarias que en nombre del amor y por el amado se hacían. 

Son muchas las obras literarias que nos ilustran los sacrificios que por amor  se hace, desde largas esperas para ser correspondido hasta la incomparable fuerza que surge de  una pareja  ante las adversidades de la vida. Sin embargo hoy en día son  imágenes que distan mucho de lo que  es la pareja actual, la decisión de compartir la vida en pareja se ha vuelto tan” light”  que los motivos del matrimonio no son siempre los más claros ni los más valiosos, lo cual de la misma forma lleva a una decisión poco reflexiva al decidir terminarlo. 

En los últimos tres años han aumentado 40 por ciento los divorcios en el país, donde las principales causas son falta de comunicación y problemas maritales, dijo Erwin Salas Juárez, coordinador de Medios Alternos del Consejo de la Comunicación, AC. En los consultorios psicológicos es frecuente acompañar a pacientes en la elaboración de un duelo por Divorcio, se cuestionan; ¿qué está pasando?,  ¿porque no duran los matrimonios?  Algunos concluyen que fue la falta de compromiso, madurez  o responsabilidad, otros los problemas económicos.

En realidad las causas son variadas y muy complejas, pero hay que considerar que 
este incremento en el divorcio  aparece junto con la pérdida de muchos otros valores en el ser humano. Surge en el contexto de una sociedad que se ha vuelto liviana, que no quiere invertir tiempo, que tiene prisa y por ende no se cuestiona sus decisiones, no explora sus sentimientos a profundidad y se arroja con esa misma prisa que tiene para todo a las decisiones más importantes de su vida.

jueves, 7 de julio de 2011

Estrés cotidiano

  Psic. Licia López Carrillo

A pesar del sentido negativo que solemos asociar con el concepto de estrés, éste es un mecanismo mantenido a lo largo del tiempo con el fin de garantizar la supervivencia. 
En el inicio de la era humana el estrés generado ante un peligro nos permitía reaccionar enfrentando el peligro o huyendo. Ya que  gracias a él, nuestro organismo se activa y puede responder de manera más efectiva, esta excitación debería tener una duración igual a la exposición del suceso que lo desencadenó, una vez afrontada la dificultad  el organismo vuelve  a su estado de activación normal. 

Tenemos la idea equivoca de que el estrés se presenta  exclusivamente con situaciones extremas, eso era más evidente cuando la sobrevivencia de la especie era la preocupación máxima del humano, pero actualmente son pocas las situaciones en las que debemos afrontar un peligro considerable para nuestra integridad física.

 Sin embargo, a pesar de la baja frecuencia de amenazas externas intensas, nadie pone en duda que el estrés está muy presente en la sociedad actual.  En general, cierto nivel de estrés nos ayuda a afrontar mejor las situaciones a las que nos exponemos diariamente, este efecto positivo del estrés moderado y puntual favorece, no sólo a la calidad de las respuestas automáticas, sino también a nuestro rendimiento cognitivo.

Desafortunadamente, cuando el estrés se desencadena ante situaciones que han dejado de ser controlables o que se extienden por demasiado tiempo, comienzan a aparecer efectos indeseables, alterando el funcionamiento de los diversos sistemas de nuestro organismo. 

El hombre antiguo tenía muy claro que amenazaba su vida y al desaparecer disminuía la reacción ante el peligro y regresaba a la calma, el hombre moderno percibe amenazas subjetivas, situaciones de peligro que no son muy claras por lo tanto no logra distinguir cuando acaban y no logra el regreso a la calma y relajación. Por lo que tiende a vivir en un eterno estado de alerta que lo desgasta, es importante hacer una introspección y verificar las fuentes de tensión para poder distinguir y establecer cuando es momento de darse un tiempo buscar herramientas que ayuden para volver a la calma.