miércoles, 26 de enero de 2011

El ser humano y la necesidad de excesos.



Psic. Licia López Carrillo

         El porqué de la necesidad humana de excederse es y seguirá siendo un dilema con muchas respuestas y con diversos orígenes, algunos autores mencionan que la necesidad de algunas personas de consumir sustancias o adoptar conductas nocivas en forma inmoderadas viene de la necesidad de llenar vacios o de evadir sentimientos confusos que  generan angustia y que no se atreven a enfrentar. Por lo tanto adormecemos a nuestra conciencia - y al subconsciente-  con conductas compulsivas que pueden ir desde las drogas hasta el juego, por mencionar algunas.

En las culturas ancestrales el consumo de sustancias que provocaban estados alterados de conciencia era restringido a ciertos rituales, solo algunas personas de la tribu lo utilizaban como un instrumento que al ser  consumido permitía el contacto con los dioses para elaborar peticiones o acciones en bien de la comunidad, por ejemplo; que la sequía terminara o que la batalla fuese victoriosa. Como ya mencione, no era de uso frecuente e incluso el pueblo solo lo utilizaba en ocasiones de fiestas o ritos, sin embargo este uso restringido fue transformándose con la colonización y posteriormente con la sociedad moderna, y al mismo tiempo resinificándose.
En la actualidad, la droga más consumida es  legal y se vende en la vía pública con la anuencia de nuestras autoridades y la permisividad de nuestra sociedad; el alcohol. Y  el nuevo significado que nuestra sociedad le ha dado al consumo de esta droga es de estatus, diversión y relax, lo cual es muy atractivo a los ojos de una población que está llena de individuos proclives a los excesos y sin la más mínima capacidad de análisis para la elección de una vida sana.

viernes, 21 de enero de 2011

La era del sin sentido.

Psic. Licia López Carrillo

            El gesto de indiferencia o la apariencia de que nada sorprende es el look de hoy, demostrar demasiada intensidad o apasionamiento por algo no es “in” o podría ser visto como “naco”. Al preguntarle a un joven ¿cómo está? O ¿cómo le va? Es habitual escuchar;  “X”, como una definición de una postura de hartazgo que se refleja en los gestos y actitudes de una sociedad apática que se encuentra ensimismada en sus rutinas.  Rafael Mejía en su artículo; vacío existencial, un mal contemporáneo, nos habla de ese gran número de personas que agobiadas por su diario vivir tienen  la sensación de una vida sin sentido; en sus propias palabras experimentan un “vacío” que les resta energía.  

¿Qué es el vacío existencial?
Para  Marcos Murueta Reyes, presidente de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología, el vacío existencial es “la  sensación de falta de sentido, de tedio, de no saber para que se vive lo cual lleva al aislamiento y al  deterioro de la relación con la familia y la sociedad” , asegura el especialista en Psicología y Filosofía por la UNAM, que esta sensación se  relaciona con crisis emocionales desencadenadas por sufrir frustraciones en forma continua, incapacidad para concretar propósitos individuales y realización de actividades rutinarias que dejan poco espacio a la creatividad.  Pero se debe, sobre todo, a la falta de afecto y de relaciones sociales enriquecedoras. El paciente con este problema experimenta habitualmente estados de angustia, es decir; momentos de alteración, tensión o ansiedad sin que haya algo que los provoque; la persona siente que le preocupa todo, pero a la vez nada en específico. En épocas anteriores esta sensación iba de la mano con el proceso de la vejez, sin embargo el catedrático menciona que es  notable que en fechas recientes se haya elevado la sensación de agobio en personas con 25 años o menos y que las tasas de problemas psicológicos y suicidio en este sector poblacional se hayan incrementando en todos los países, al parecer porque la globalización genera la sensación de encontrarse ante una maquinaria social de la cual ni siquiera se siente parte, la cual ha sido impuesta. A diferencia de sus similares de los años 1950 a 1970, que eran emocionalmente más fuertes y creían que podían cambiar al mundo, los jóvenes de 1980 a la fecha dan la impresión de experimentar una sensación de depresión generalizada y de impotencia que se acentúa poco a poco.

miércoles, 12 de enero de 2011

Síndromes

Psic. Licia López Carrillo 

Es frecuente relacionar esta palabra con un conjunto de características físicas y mentales notorias que determinan la diferencia de algunos individuos, a los cuales actualmente se les da el  nombre  de personas con  necesidades especiales. Pero el día de hoy, amable lector, quisiera darle a conocer otros síndromes quizá menos conocidos; el síndrome de Stendhal y del nido vacío.
Stendhal
Es conocido como la 'enfermedad de la belleza' y la mejor definición sería una sensibilidad suprema y un aumento de la emoción. Se manifiesta en una molestia psicosomática que lleva a un aumento del ritmo cardiaco, vértigo e incluso posibles alucinaciones en el momento que una persona está expuesta a una sobredosis de belleza artística, pinturas y obras maestras de arte. El nombre se remonta a principios del siglo XIX cuando un  número considerable de personas sufrían vértigos y desvanecimientos al contemplar las obras de arte que había en la Galería de Uffizi  que fuera el primer museo en la vieja Europa y que se encuentra en la muy artística Florencia, Italia. No fue hasta finales de la década de los 70, cuando una psiquiatra de ese mismo país estudió intensamente más de 100 casos y le otorgó el nombre de Síndrome de Stendhal. En una evocación al conocido filósofo. En la actualidad se dice que tal es el número de visitantes que lo padecen en esta ciudad de la Toscana, que incluso en el hospital de Santa María de Novella se ha creado un departamento especial dedicado a su estudio.

Nido vacio
El síndrome lo manifiestan  directamente los padres cuando los hijos abandonan el hogar familiar. Aunque se puede dar por igual en ambos sexos, suele ser más frecuente o más notorio  en el femenino. La madre, al ver y sentir la casa totalmente en silencio, entra en una fase de pena y reflexión sobre su vida, es frecuente escucharla decir  frases como 'la casa está vacía' o 'tanto silencio me agobia' son muy habituales. La explicación con que la mujer culturalmente es educada para girar en torno a la familia y en especial a los hijos, al sentirlos ausentes la mujer siente se han ido y no sabe cómo llenar su nueva vida y darle sentido sin tener que girar en torno a nadie más que a sí misma. Esto viene provocado porque siente que ha estado años pendiente de cuidar a sus hijos, intentando formar una familia modelo y ahora tiene demasiadas horas libres. Lo más conveniente es que un especialista (psicólogo), les ayude a sobrellevar mejor la soledad y, de paso, canalizar su energía hacia el desarrollo personal