Hace unos días mientras veía una cantidad interminable de anuncios publicitarios en la televisión, me sorprendió uno en particular. Quizá por que no la veo mucho, quizá por que en realidad el anuncio era diferente. Observe como en el inicio una mujer joven y delgada ama casa se arreglaba para salir, de pronto un alter ego con una indumentaria audaz y moderna le decía; " te reto a ...." acto seguido ella se deslizaba al mas puro estilo Marie Poppins por el barandal de su escalera residencial. Mientras una voz subconsciente y atractiva junto con una música que prometía aventura exponía que la vida con emociones intensas era deseable y casi necesaria, ofertaba que ser intrépido y correr riesgos generaba felicidad. Todo esto en el marco de un guión que nos mostraba a la protagonista retándose a estacionar su camioneta de tal forma que habría hecho quedar mal hasta la ultima versión de Misión Imposible. Ya me estaba yo preguntando si no tendría que darle un mayor sabor a la vida tirándome de un paracaídas o realizando un deporte de esos que llaman " extremos", cuando veo que nuestra heroína comercial habiendo tomado todos esos retos y emociones solo los podía superar en intensidad sentándose delante de una maquina traga monedas del casino que anunciaba su publicidad.
Me quede atónita. Lo que ese anuncio vendía era la glorificación de la imagen de un ser humano que solo puede tener intensidad y aventura sentado horas delante de una máqMuina en un lugar cerrado y sin comunicarse con nadie, y en cuyo escenario real el único riesgo sería perder la quincena o en su caso más grave desarrollar una ludopatía ( adicción al juego). Era el medio día, esto me llevo a reflexionar que dicho estereotipo, nada saludable pero extraordinariamente maquillado para hacerlo deseable, estaba llegando a toda y cada una de las casas que sintonizaban ese canal. Y siendo que ante la crisis mundial de figuras creíbles y solidas con valores la televisión a ocupado el lugar de escaparate de modelos a seguir , no pude más que horrorizarme.
La idea de un ser humano sedentario y con una conducta compulsiva como el nuevo significado de la intensidad de la vida me pareció triste. De ahí la extraordinaria responsabilidad que tienen los modelos cercanos a niños y jóvenes. Pues al observar a padres, familia y maestros en conductas constructivas y sanas se podrá enseñar a las nuevas generaciones los verdaderos significados de la vida sana y armónica.
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