Psic. Licia López Carrillo
En ocasiones anteriores se han descrito la diversidad de conductas que la personalidad adictiva suele manifestar, la más conocida son las adicciones a las sustancias tóxicas como el alcohol y las drogas, en el caso de las adicciones no tóxicas; la ludopatía (adicción al juego) y las relaciones codependientes. Sin embargo existe un proceso adictivo del que poco se habla y que suele adquirir proporciones inhabilitantes para quien lo padece, así como provoca severos conflictos en el sistema familiar como consecuencia de la conducta adictiva.
Moda o Adicción.
Suele llamárseles shopping holics, compradores compulsivos o bulímicos de las compras, el padecimiento se caracteriza por una incontrolable necesidad de comprar y durante el proceso de compra la persona no logra establecer parámetros de utilidad, lógica o necesidad de los objetos que compra, en ocasiones incluso ni siquiera el gusto o deseo de adquirirlos. Es solo un proceso mecánico que se concentra en la “necesidad” de adquirir “algo” gastando dinero, los objetos adquiridos por la compra compulsiva no logran mantener la sensación de emoción en el comprador adicto por lo que al ser empacado pierde el interés y reinicia la búsqueda de otro objeto que momentáneamente llene sus vacios, sensación temporal que provocará una cadena de compras sin parar en donde el sujeto pierde la noción de las cantidades e incluso abusa de su presupuesto. Dado que es un acto compulsivo de origen adictivo es muy frecuente que las compras sean acumuladas una vez llegando a casa e incluso no se desempaquen nunca y en ocasiones escondidas para que la familia no se dé cuenta del acto.
Este padecimiento queda solapado por la sociedad consumista de “use y tire” en la que vivimos, el comprar de forma irracional y absurda es una característica ridiculizada en comerciales de tiendas departamentales como un rasgo de feminidad. Estos modelos inadecuados fomentan la idea de que al adquirir un objeto nos sentiremos plenos. Lo cual suele no ser la realidad, sin importar cuento compres el vacío interno continua lo cual estimula al comprador compulsivo a no parar.
Este padecimiento queda solapado por la sociedad consumista de “use y tire” en la que vivimos, el comprar de forma irracional y absurda es una característica ridiculizada en comerciales de tiendas departamentales como un rasgo de feminidad. Estos modelos inadecuados fomentan la idea de que al adquirir un objeto nos sentiremos plenos. Lo cual suele no ser la realidad, sin importar cuento compres el vacío interno continua lo cual estimula al comprador compulsivo a no parar.
¿Pero como distinguimos un proceso adictivo de un comprador consumista común?
El comprador adicto siente la necesidad de comprar sin importar los riesgos, incluso si su presupuesto anual está agotado y si no logra comprar siente malestar y frustración a tal nivel que su estado emocional cambia drásticamente.