Es evidente que el hombre actual se encuentra inmerso en una sociedad acelerada, que ha trasformado los valores significativos en insignificantes y ha exaltado la idea equívoca de “tener es ser”.
Pero la pregunta es; “si yo soy lo que tengo y los que tengo se pierde, ¿qué soy?”. La realidad es que en un mundo de competencia y consumismo llegamos a confundir los verdaderos valores con los ANTIVALORES, para después preguntarnos como alguien que teniéndolo todo puede caer en la desgracia de una depresión o peor aún tener todo aquello que dicen es “exitoso” y llevar una vida caótica sin moral ni principios que les lleva a la incongruencia y a la enfermedad.
Antes nuestros héroes eran hombres y mujeres con virtudes y valores fuertes. Con voluntad, se regían por sus ideales y la búsqueda del bien común; antes los jóvenes querían ser el Che, la Corregidora o la madre Teresa de Calcuta.
Antes nuestros héroes eran hombres y mujeres con virtudes y valores fuertes. Con voluntad, se regían por sus ideales y la búsqueda del bien común; antes los jóvenes querían ser el Che, la Corregidora o la madre Teresa de Calcuta.
En esta era post moderna se han sustituido por imágenes distorsionadas y exaltamos la decadencia y el absurdo, los ideales a seguir son un producto de lo mismo. Ahora los jóvenes quieren ser Britney Spear, Paris Hilton o algún cantante Regetonero de poca ropa y mucho menos moral. Queremos “componer” todo a base de soluciones inmediatas, cuando en realidad debemos de reeducar a las nuevas generaciones para que aprendan a cuestionarse, discernir y filosofar. Y así prevenir las crisis emocionales a las que actualmente son tan propensos, las depresiones, ataques de ansiedad o adicciones que desarrollan en el sin sentido de sus vidas.
Encontrando un sentido de vida les hará sentirse plenos y sin la necesidad de “llenarse” con cosas materiales, status o ideales estéticos sus vacíos existenciales. Al construir una filosofía de vida que les permita ser personas más profundas y comprometidas en el conocimiento de sí mismas y de su entorno, estos jóvenes y no tan jóvenes del mañana podrán entonces empezar a construir una mejor sociedad.