Dentro de los diagnósticos que se manejan en los procesos de adicción existen dos grandes diferenciaciones; las adicciones tóxicas y las adicciones no tóxicas, siendo las primeras las más conocidas, y por lo consiguientes para las que ya se cuenta con técnicas y procesos de tratamiento con años de comprobación. Estas adicciones son las que involucran el uso de alguna sustancia que intoxica el organismo provocando por su consumo dependencia y estados alterados de conciencia, algunas de estas sustancias son; el alcohol, las drogas y la medicina controlada usada sin supervisión de un especialista en psiquiatría.
Sin embargo poco se sabe de las adicciones No tóxicas, al menos en nuestro país hace algunos años se inicio la difusión de estos procesos, estas adicciones podrían pasar inadvertida porque hemos crecido asociando al adicto con una sustancia, cuando en realidad el proceso adictivo se manifiesta en la relación o vínculo codependiente que se desarrolla ya sea con una sustancia, persona o situación determinada. Es ahí donde las adicciones No tóxicas encuentran su diagnóstico, las más mencionadas por el porcentaje tan alto de casos diagnosticados y el continuo aumento son; los trastornos de la conducta alimentaria dentro de los que encontraremos la anorexia y bulimia, la ingesta compulsiva o atracón y en algunos casos considerados patológicos (enfermedad) la obesidad. Otros menos mencionados o incluso quizá solapados en la cultura actual como pequeños “vicios” o entretenimiento son; la ludopatía (adicción al juego), shopinholic llamados también bulímicos de las compras (adicción a las compra compulsivas), y es que como menciona Enrique Rojas en su libro el hombre light, en la era actual de excesos y abundancias, regidos por la ley del mínimo esfuerzo la gratificación inmediata y la poca tolerancia a la frustración el ser humano post moderno, el hombre actual, es propenso a todas las enfermedades y está en proceso de crear más.
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