En psicología, el término resiliencia se refiere a la capacidad que las personas tienen para sobreponerse a la muerte, pérdidas o períodos de dolor emocional. Cuando una persona es capaz de superarlo, se dice que tiene resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos e incluso lograr aprendizajes y resultar fortalecido por los mismos. El concepto de resiliencia se corresponde con el término entereza, fue introducido en el ámbito psicológico hacia los años 70 por el paido-psiquiatra Michael Rutter, inspirado en el concepto de la física. En su opinión la resiliencia se reducía a una suerte de "flexibilidad social" adaptativa.
Por lo tanto es un rasgo de personalidad que es importante desarrollar si no se le tienen, e incrementarlo si se cuenta con él. Algunas de las acciones que ayudan en el camino hacia la resiliencia son; Aceptar que el cambio es parte de la vida, moverse hacia sus metas, llevar a cabo acciones decisivas, buscar oportunidades para descubrirse a si mismo/a, cultivar una visión positiva de sí mismo, mantener las cosas en perspectiva, nunca perder la esperanza, y cuidar su persona.
Otras formas adicionales de fortalecer la resiliencia son la contemplación y el contacto con la naturaleza, ya que se ha comprobado que al aumentar la frecuencia de actividades en exteriores se logra incrementar la habilidad de adaptación y la adaptabilidad emocional de la persona. Quién contempla la naturaleza descubre una gran maestra que nos enseña a aceptar los cambios constantes, y acoplarse a ellos desarrollando nuevas estrategias que permitan el goce de la vida.
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